Olmedo La granja AGM desarrolla con Azucarera un ensayo en corderos lechales y ovejas de leche basado en el uso de prebióticos a partir de la remolacha como alternativa a los antibióticos / El proyecto pone en valor los subproductos derivados de este cultivo
MARISOL CALLEJA
España lidera actualmente la venta de antibióticos veterinarios en la Unión Europea.
El uso de antimicrobianos en animales es en nuestro territorio muy superior al de países como Alemania o Francia, según la Agencia Europea del Medicamento. Un hecho preocupante y de salud pública ante la aparición de bacterias resistentes a estos fármacos, algunos de ellos utilizados también para nuestra medicina. Precisamente para preservar la salud humana, se trabaja en la reducción del uso de antibióticos en animales para frenar las resistencias en personas.
El control del consumo de antibióticos es clave para las explotaciones ganaderas en un contexto complicado
de escasos o mínimos márgenes para el ganadero, en el que cada vez se le exige producir más y tener menos bajas. La granja de desarrollo ovino AGM de Olmedo desarrolla actualmente, con Azucarera, un proyecto que tiene entre sus objetivos la reducción del uso de estos fármacos y el aumento de la inmunidad mediante la introducción en la alimentación animal de prebióticos naturales derivados de la remolacha. El reto, como
apunta Alberto García Torés, empresario y dueño de la explotación, es dar «mayor valor» a los subproductos
a partir de la remolacha, como es el caso de la pulpa o los fructooligosacáridos (FOS), que se obtienen a partir de la sacarosa.
La realidad es que el interés por el uso de prebióticos ha crecido en los últimos años, principalmente fructooligosacáridos, para «estimular el desarrollo de los microorganismos presentes en el aparato digestivo», como alternativa a la administración de antibióticos y controlar así los trastornos de los animales. En este caso, el ensayo se está llevando a cabo en corderos lechales en lactancia maternizada y en ovejas de leche, alimentadas con pulpa de remolacha. Todo ello, con «buenas expectativas».
En el caso de los corderos en lactancia maternizada, el proyecto, que concluirá a finales de este año, contempla
diez pruebas sobre unos 1.600 lechazos y más de seis mil mediciones de ganancia media diaria en la granja. En estos momentos, en la granja se estudia la octava paridera dividida en el grupo de control y el que recibe el prebiótico, un producto líquido con un contenido en fructooligosacáridos para mejorar la salud gastrointestinal de los animales (BetaFos 60 de Azucarera).
Los dos grupos están integrados por ochenta corderos lechales de raza assaf, cada uno criados en lactancia artificial. Uno recibe el sustitutivo lácteo habitual, mientras que el otro es suplementado con entre 3 y 6 mililitros de BFOS por cada litro de leche maternizada.
Los animales son pesados semanalmente para ver las ganancias medias que se producen, y diez corderos
de cada grupo se sacrifican a los 11 kg de peso vivo para el estudio de la canal por Itacyl.
No hay datos definitivos del estudio, aunque Alberto García asegura que, hasta ahora, se ha podido comprobar que el grupo que toma el prebiótico derivado de la remolacha «crece más rápido, engorda antes, tiene menos problemas sanitarios y consume menos leche», un «importante» beneficio para el ganadero. Y todo ello, «sin utilizar antibióticos». No hay que olvidar, como expone este profesional, que las primeras 48 horas son claves en los corderitos, ya que el número de bajas puede superar el 25%, especialmente en animales de un alto valor genético.
Según los datos del proyecto, los corderos que toman el prebiótico BetaFos necesitan «entre medio kilo y un kilo menos de leche en polvo para generar los mismos kilos de carne», lo que supone un ahorro «de unos dos euros por cordero». Una cifra significativa en una granja como la de Alberto donde se crían 2.400 corderos. «El prebiótico, asegura, les hace más eficientes».
El reto ahora es «ajustar» las dosis por cada litro de leche para lograr los mejores resultados. De momento, el uso del prebiótico, según el ensayo, ofrece las siguientes conclusiones: «menos días de lactancia, menos consumo de leche por cordero, menos problemas gástricos, mejor adaptación al destete, eliminación del consumo de antibióticos y mejora sustancias de la inmunidad».
Por otra parte, desde el Itacyl, instituto que colabora en el proyecto y que se encarga de los estudios científicos, se ha constatado también que la inclusión de FOS en la leche maternizada para corderos lechales de raza assaf «mejoró significativamente la ganancia diaria de peso, que se incrementó de media un 10%, sin que se vieran afectados ninguno de los parámetros relacionados con la vida útil de la carne».
Alberto García destaca el valor del proyecto que une a una gran multinacional como Azucarera con un pequeño productor para «sacar beneficio a un cultivo estratégico en Castilla y León, como es la remolacha». Un proyecto que además se realiza fuera de los laboratorios y se traslada al día a día de la granja, lo que este profesional considera «fundamental» para las conclusiones de este ensayo que arranco en enero de 2017.
Para este ganadero, el sector primario «está sentenciado de muerte» en estos momentos «si continúa esta forma de producir». El consumidor quiere comprar barato, con más garantías sanitarias, y en este proceso, según Alberto, «el único que pierde margen es el ganadero». «Estamos en el low cost de los precios bajos en las granjas», lamenta este profesional del sector ovino, convencido de que hay que apoyar a los productores para mantener vivo el medio rural y su «patrimonio».
Algo difícil en un contexto de bajos precios en el que los ganaderos no cubren los costes de producción. El sector está obligado a ganar en dimensión para ser más productivo, entrando así en un círculo vicioso que le pone al límite de la rentabilidad, o por debajo en muchos casos. Según Alberto, actualmente se destruyen en España más
de 300 granjas al año, un hecho para reflexionar.
El proyecto llevado a cabo con Azucarera profundiza en la relación del campo con el sector ganadero, a través de productos de la tierra con valor saludable para aumentar la rentabilidad.
Al estudio con los corderos lechales en lactancia se une el ensayo también que se está desarrollando en ovejas de leche y corderas sementales en reposición alimentadas con pulpa de remolacha y prebiótico.
El objetivo es que el prebiótico ayude a los animales a estar en un mejor estado metabólico que favorecerá su sistema inmunológico, o incluso «eliminará el consumo de antibióticos».
Además, con la pulpa de remolacha prensada en la ración diaria de las ovejas de ordeño se intenta aumentar la producción de leche por oveja y parto, y «mejorar» las cualidades saludables de la leche modificando su perfil. «Todo ello sin alterar las cualidades sensoriales ni de calidad de la leche», como destaca Alberto García. Hay que recordar que la pulpa de remolacha es una fibra altamente digerible procedente de la remolacha de azúcar.
«Es básicamente lo que queda después de que el azúcar se extraiga de la remolacha azucarera».
En este caso, se contemplan cuatro pruebas en 2.200 ovejas, de las que ya se han realizado dos. Se establecen cuatro grupos: el de control, pulpa y prebiótico, pulpa sin prebiótico, y sin pulpa, objeto de análisis individuales de la composición de la leche (más de 35.000), mediciones de producción, análisis de sangre y otros informes detallados.
Actualmente, se desarrolla el tercer ensayo en la granja a unos 400 animales. Según las pruebas realizadas hasta
ahora, tal y como comenta Alberto García, las conclusiones son «positivas». Incorporar la pulpa de remolacha en la ración diaria ha logrado aumentar «hasta un 18%» la producción de leche prolonga el periodo de lactación del animal, mejora la fertilidad de los animales.
Por otra parte, aumenta la prolificidad y modifica el perfil lipídico de la leche.
El proyecto sigue su curso actualmente a la espera de los resultados definitivos que llegarán a finales de 2018. La idea es demostrar la connotación «beneficiosa» en la utilización de estos productos derivados de la remolacha, para que sirvan de «modelo» y puedan funcionar «en otras especies». Así lo cree este ganadero vallisoletano, innovador, que ha convertido su granja de Olmedo en un laboratorio de ideas que traslada al manejo diario para producir lechazos y leche de oveja de raza assaf de una forma «eficaz» y «competitiva».
Su reto es abrir nuevos mercados ofreciendo diferentes líneas de producción de «alta calidad». Algo que exige, en su opinión, un proceso de investigación que permita desarrollar un producto con cualidades nutritivas diferentes a las del resto de la oferta del mercado.
Es decir, seguir dando pasos para avanzar huyendo de un sector «acomodado».
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